Meditación de Encuentros de Luz en Luna Llena. Enero 2020: Cernos, Señor de los Bosques

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Comenzamos el nuevo año solar con la compañía del Dios Cernunnos. La Diosa Brigit nos acerca a este Dios Celta en unión con la abundancia, la fertilidad y la renovación, la vida y muerte, la fuerza, el poder y el fin de procesos.  Dios de la caza y Señor de los animales salvajes. Para el pueblo celta representaba el renacer del guerrero, el paso de niño a adulto, momento para madurar. Para el chamanismo, el ciervo simboliza el acceso a los nueve mundos o sabidurías.

Llamado el Guardián del Bosque, el cuidador del equilibrio por la naturaleza, de los animales, los árboles… con la ayuda de los elementales.

Se le representa como figura masculina con cuernos de ciervo, desde tiempos del paleolítico. En muchas culturas el ciervo es un animal sagrado.
Yo, percibí la Energía Padre con un cuerpo físico materializado y ligado a la Tierra y una cabeza etérea que desprendía una energía sin fin de infinitos colores fundiéndose con la Naturaleza (árboles, montañas, nubes, aire…).

Cernunos nos guía en el camino día a día, pero también nos protege y envía señales. Nos muestra el equilibrio entre materia y energía, entre mente y espíritu, entre este mundo y otros. Su cuerpo es terrenal pero su cabeza se funde en la energía del bosque. Él nos muestra la belleza del equilibrio entre muerte y nacimiento, crueldad y amor, dureza y sencillez. Así nos presenta su amor incondicional hacia la Gran Madre.
La cultura celta lo consideraba el Dios de la Caza, el que les guiaba para obtener el alimento necesario pero que también se mostraba implacable si rompían el equilibrio entre lo que se coge y lo que se ofrece. Un equilibrio que al hombre le cuesta mantener.
Cernunos toca con sus manos antiguas y duras la hierba fresca que brota entre las hojas, pero también recorre con su extensa red energética la savia de los árboles y saborea la fotosíntesis. Cuida de la mariposa en su vuelo diario y ofrece el alimento a los carnívoros y herbívoros en un intercambio y una transformación infinita.
Cernunos no se enfada cuando rompemos el equilibrio, sino que despeja el camino a la ley del karma.
Nos acerca a nuestra sagrada humanidad cuando decidimos respetarnos y respetar lo que nos rodea, ofreciendo una visión plena de nuestra palpable existencia terrenal y amándola tal cual es. Abriendo lo físico en canal, desgranando vísceras y órganos para experimentar y comprender que en la danza de la sangre siempre está la energía y el alma de cada ser, de cada movimiento, de cada acontecimiento.
Cernunnos nos rasga la piel para que sintamos el dolor y el placer de existir en un planeta repleto de posibilidades e infinitas transformaciones.
Pero también nos abre el tercer ojo para ver el infinito que nos rodea y el séptimo chakra para conectar con la Naturaleza y con el Cosmos.
Somos humanos, somos animales, somos puros, energía fundida y materia presente.

No quisiera acabar este escrito sin hacer un pequeño inciso:
Canalizamos con una energía cósmica ligada a lo masculino, entendiendo la energía masculina, no como el género humano masculino, sino como aquella energía del cosmos protectora de la creación, que avanza y descubre, expansiva, regeneradora, en perfecto equilibrio con la energía de la Madre, la complementa.
Esta Energía, simbolizada como Dios Celta con aspecto de hombre con cuernos de ciervo, no es más que eso. Una representación humana de un suceso que se intenta comprender y explicar. La religión cristiana, al intentar hacer desparecer todas estas creencias para unificarlas en una sola, convirtió a este Dios, como otros muchos, en lo que ellos llaman un Demonio. A mi entender y por mi experiencia propia, los demonios y demás seres a los que teme la religión cristina no existen. Hay energías de diferentes vibraciones y todas, sin excepción provienen de la luz. Algunas deciden dejar de ver o se alejan tanto que creen haberse perdido. Todas ansían volver, de un modo u otro, en un momento u otro. Todas. Por tanto, no concibo bajo ningún concepto el temor hacia ellos y menos aún a la interpretación que la religión católica ha podido hacer.

Aclarado esto, llega a mi esta energía que nada tiene que ver con ninguna religión y menos aún con vibración densa. Llega a mi, una energía expansiva y protectora de nuestros bosques, que equilibra lo terrenal con lo divino y que danza entre el incesante baile de la naturaleza por transformarse y en todas las etapas por las que pasa una existencia desde que nace hasta que abandona su materia para transformarse en otra cosa. Lo menciono como Dios Celta porque es la simbología ancestral que más se asemeja a la energía que canalizo y es como Él se materializa a través del lenguaje para que yo pueda entender y comprender.

Gracias Señor de los Bosques,
por llegar a mi y hacerme ver que estas conectado a todo.
Que tu cuerpo es mi humanidad.
Que tu cabeza es mi divinidad.
Que lo que recoges de arriba se siembra abajo.
Que los frutos que recibes abajo, se funden con lo de arriba.
Gracias por dejarme ver la amplitud de tu energía.
Y que yo soy Tú y Tú estás en todos.
Agradezco tu compañía y lo que traes para que volvamos a nuestra Gran Madre.
Gracias.
Gracias Brigid.


Mensaje del Señor de los Bosques:

En Unión con Brigaria, luz de Luna, luz de Sol.
Mi niña de primavera.
Mi mujer de verano.
Mi anciana de otoño.
Que adormece en invierno y resurge de nuevo.
Mia de los llantos de la lluvia.
Mia de las sonrisas de los claros.
Madre de las tormentas.
Mi madre de los mares que alzan hacia el cielo.
Mi hermana que ayuda a crecer a las flores.
Mi abuela que aguarda y transmite todo lo que sabe.
No soy Yo, sin la Madre que me crea y me ama.
No soy Yo, sin contarme con dulce voz cual es mi camino.
Nazco de su luz, de su vientre de agua.
Nazco con un propósito.
Soy de la Madre, soy Ella.
Nazco con la humanidad y el dolor de no ser Ella.
Y al instante de despegarme y sentir el dolor de lo terreno,
nazco Yo, Hombre y Señor de los Bosques, Cernos de la Brigaria.
Y mi cabeza quedó por siempre unida a la Gran Madre.
Para nunca olvidar quien soy y a qué vine.

Soy Hermano de la Humanidad que siente el dolor de un cuerpo sintiente.
Soy Padre del dolor del Alma.
Soy Abuelo del dolor de la despedida.

Soy Regeneración al abandonar lo gastado.
Soy el grito de tu luz que recuerda.
Soy la esperanza y la seguridad de que somos Uno.

Siento las leyes de la Madre implacables en mi piel.
El karma que recorre lo humano que soy.
Comprendo y amo todo lo que soy.
Comprendo y amo todo lo que sois.
Siento la luz de la Fuente, la luz de mi Madre conectada a través de mi gran red.
Yo recuerdo, yo siento, yo percibo, veo y presiento.
Lo que soy, lo que sois.
Os acompaño en vuestro camino de pesadumbre.
Os acompaño si es así como decidís caminar.
Los canales se abren y fluyen libremente si veis mis señales y andáis el camino con la alegría de la existencia humana y confiando en que vuestras partículas saben el camino.
Si tocas mi Alma, sentirás a la Madre, sentirás al Padre.
Si toco la tuya, recuerdas pasos y te abres a través de mi.
Hermano, recuerda de donde vienes.
Hijo, ama y respeta a tu Gran Madre.
Vuelve a Ella.
Sólo mírala como ella nos mira.
Yo te ayudo a abrir los ojos.
Yo no soy la Gran Madre. Ella está en mi.
Me llaman el Señor de los Bosques.
Yo solo tomo conciencia de lo que la Gran Creación nos muestra a cada instante.
Que todos somos Uno, que todo está en la misma corriente.
Yo tomo conciencia y acompaño a la Humanidad a hacer lo mismo.
Me encontrarás bajo las hojas podridas, en el agua estancada de los charcos,
en la abeja que poliniza, y en la sangre que filtra la tierra de un herbívoro cazado.
Soy el alimento que entra y que sale.
Soy la consecuencia de lo que acontece.
Soy la paz y la quietud de lo sereno.
Estoy en la rama que se rompe en la tempestad.
Y el viento que parte vidas.
Estoy en el fuego transformador.
Y en cada una de las existencias que recorre mi entramado.
Soy garrapata, zorro, caballo, escarabajo o bacteria.
Y soy lo que cada uno de ellos deja como legado.
Soy elemental, Ser del Bosque.
Hermano, hermana, vengo a cogerte de la mano para que comprendas.
Que vuestro cuerpo que siente configura lo que el alma revela.
Así que cuida tu cuerpo.
Escucha a tu alma.
Respeta a la Gran Madre.
Abre tu corazón para escuchar y recordar..
Hermano, sígueme.



Meditación 


Cierra tus ojos y conecta con tu respiración.
Parte de tu Yo que entra y que sale.
Solo tú y tu respiración. Nada más a tu alrededor.
No existe nada más que tú y el aire que inhalas y exhalas.
Siente como la presencia de tu respiración cambia tu estado mental y emocional.
….
Respira lenta y profundamente.
Quédate en este vacío y en este silencio durante unos momentos.
Ahora, te voy a pedir que traslades tu atención, tu energía, tu mente… a un lugar del planeta, a un espacio natural donde te sientas seguro, lo sientas como tu hogar, como si siempre hubieras vivido allí. Un lugar real o imaginado. Trasládate allí y sigue respirando.
Sientes como ese lugar te sostiene, te rodea, te respira…
Su aire, su olor, su luz, sus sonidos…
Él te respira a ti.
Déjate respirar por el lugar y entra a formar parte de Él.
Te respiran sus capas de tierra.
Te respiran sus aguas dulces y saladas.
Te respiran sus seres vivos.
Sus piedras y montañas.
Sus elementos.
Y al ser respirado, te diluyes en su red.
Te diluyes en su ecosistema y entras a formar parte de Él para dejar de ser tú.
Te diluyes…
Ya no eres nada y formas parte de todo.
Te diluyes en el todo de tu paraíso.
Eres los 4 Elementos.
Eres átomos, partículas, enlaces y fotones.
Eres radiación, ondas sonoras y electromagnéticas.
Te diluyes, desapareces en el tiempo y el espacio.
Todo tu ser se escapa a través de tu séptimo chakra.
Estas a punto de perder tu conciencia individual para sentir la Gran Conciencia, para diluirte en el todo.
Y comienzas a percibir ante ti una energía presente que te envuelve y protege.
Una energía que se siente igualmente diluida en el Todo pero que nace de la Tierra y no se separa de ella.
Se diluye al mismo tiempo que se enraíza.
Sus raíces traman una red dura y pesada que se extiende por rocas, tierra y arena desgranando cada milímetro de tu paraíso terrenal.
Y su gran red se extiende por toda la luz, recibiendo todo lo que la tierra le traspasa y haciéndola divina.
Parece un hombre con un cuerpo enraizado en la Tierra y una cabeza conectada al Cosmos.
Parece un Ciervo que toca el Cielo y la Tierra.
Parece un Árbol Sagrado de raíces antiguas y ramas que llegan al infinito.
Y su mitad hay un corazón.
Un órgano capaz de convertir lo tangible en divino.
Una cavidad capaz de traspasar la luz de lo humano.
Un motor que convierte lo atemporal en cuerpo presente.
Un inicio que convierte el Vacío en el Gran Sostenedor.
Siente y observa como esa energía llega a ti y detiene tu disolución completa, para que puedas entregar parte de ti a las raíces de lo humano, al vientre de la Tierra.
Y así recuperes el vínculo con el resto de seres vivos que te hermanan en esta existencia.
Y todos los paraísos sean tu hogar, porque perteneces a todos.
Siente como la Energía del Árbol Sagrado, del Ciervo, del Hombre hace crecer tus raíces cada vez más fuertes y poderosas.
Deja que suceda tu enraizamiento y tú expansión cósmica.
Mensaje de Cernos, Señor de los Bosques:

“Hermana, hermano de cuerpo presente.
No intentes volar sin experiencia humana.
No vivas tu existencia sin lo divino de tu luz.
Deja que yo repare tus raíces, deja que inicie el flujo de tu red.
Sentir tu humanidad abre heridas.
Ábrete al sufrimiento, sólo así tus raíces crecerán aún más.
El dolor es una puerta que abre caminos.
La sangre que dejas tu impronta.
Las heridas, el recuerdo.
Tu ADN, el legado.
Tu luz, el amor por todo lo que eres y a lo que estás conectado.
La muerte es un acto de amor y traspaso.
El nacimiento la oportunidad de lo infinito.
Todo eso nace de tu corazón y se extiende a través de tus piernas, tus brazos,
 tu sistema nervioso y penetra en la Gran Madre, que provee todo lo que regalas
 y agradece todo lo que necesitas para vivir esta vida plenamente.
Hermano, hermana, también asciende de tu corazón hacia tu ventana al Cosmos,
 tu divinidad.
El flujo que proviene de lo terreno y la sagrada humanidad que la Creación te ha regalado.
Asciende por tu cabeza y todo se diluye en el cielo, hacia el infinito.
Yo reparo tus raíces, yo inicio tu flujo divino.
Yo protejo tus procesos.
Ama las acciones que te han llevado a la desconexión,
para amar aún más las que te han traído hasta aquí. Hasta mi.
Siente abajo, fluye arriba.
Crece abajo, diluye arriba.
Siente a la Gran Madre, siente el Cosmos Infinito.
Fortalezco tu corazón, punto de unión entre lo terreno y lo divino.
Cada latido me da la vida para crecer y proteger tu existencia.
Sigue creciendo…”
Y a cada instante sientes tus raíces más profundas y fuertes.
Sientes una dura corteza que crece para darte estabilidad y seguridad.
Y a cada respiración más se diluye tu conciencia individual y tu mente con el infinito y tu aura se difumina en un eterno arcoíris. Y más sientes tu divinidad como una gran red que siente lo que todos sienten, que sufre y vive lo que todos viven.
Y siento esta oración de agradecimiento:

“Cernos, Señor de los Bosques.
Mucho más allá.
Experimento tu existencia Dual.
Agradezco infinitamente lo que me muestras.
Siento el Gran Árbol en mi, el Gran Ciervo, la Gran Energía Protectora y Expansiva.
Yo ahora veo, yo ahora puedo, yo ahora sé que la Gran Madre está en mi,
que la Creación está en mi, que tu existencia está en mi.
Y puedo crecer y enraizarme hacia abajo, diluirme hacia arriba.
Puedo hacer ambas cosas y equilibrar el mundo.
Puedo desequilibrarme haciendo una más que otra, pero me amaré igual y me protegerás igual.
Gracias por mostrarme tu amor infinito e incondicional por nuestra Gran Madre que nos regala cada día la belleza de todo lo que nos rodea, lo sagrado de nuestra existencia.
Gracias por recordarme mi origen divino, a un suspiro de abrir mi corazón y aquietar mi mente.
Gracias por mostrarme tu luz, tu alma humana y tu divinidad etérea.
Gracias por proteger a la Gran Madre sin nuestra ayuda.
La humanidad está muy perdida.
Y nos amas y nos ayudas a pesar de todo.
Gracias por mostrarme que venimos del mismo lugar y que somos lo mismo.
Yo puedo, yo crezco.
Gracias Cernos, mi Señor.”

Quédate unos instantes con este flujo de energía que entregas y que recibes.
Y aún sintiendo esta Dualidad en expansión, poco a poco comienzas a sentir tus raíces más cercanas a tu existencia humana y tu conciencia expandida comienza a recuperar la individualidad. Aún así sin perder esa sensación de expansión y crecimiento.
Sientes como, aunque vuelvas a encogerte en una existencia delimitada, tu crecimiento abarca lo infinito. Vuelves aquí recordando hasta donde eres capaz de llegar.
Recuperas sensibilidad, haces consciente tus sentidos.
Reconoces el latido de tu corazón y tu mente vuelve a ti pero relajada y tranquila, sin nada que decir.
Regresas llena de amor por ti y por lo que te rodea.
Y poco a poco, te vas incorporando, te sientas... si estás solo lleva tus manos al pecho y si estás en compañía coge la mano del que esté a tu lado y siente esta oración en tu interior.
 
Oración para crear energía y ayudar a Cernos a recomponer lo que la Humanidad destruye:

“Ante ti que recibo tu amor, me perdono.
Ante ti que recibo tu luz, perdono a la Humanidad.
Que sangran al hacer sangrar.
Que sufre al hacer sufrir.
Perdono los incendios.
Perdono las masacres.
Perdono las extinciones.
Perdono la deforestación.
Perdono la contaminación.
Perdono el robo.
Doy luz a las plantas y árboles dañados.
Doy luz a las especies desaparecidas y las que sufren por nuestras acciones.
Doy luz a las tribus y humanos que viven en paz con la naturaleza.
Doy luz a los océanos, ríos y lagos que ahogan nuestros deshechos.
Doy luz a la atmósfera entumecida.
Doy luz a las montañas, desiertos, bosques, selvas y tundras que sobreviven al paso de lo humano.
Doy luz a cada acto humano que parece inhumano.
Doy luz a que poco a poco todos vayan comprendiendo que amar es la solución.
Amar todo lo que nos rodea.
Respeto.
Doy luz, doy paso al respeto.
Doy espacio y tiempo para la curación del daño ocasionado.
Reparo.
Doy luz para reparar lo que esté en mi mano.
Doy voz para que me escuche el de al lado.
Doy la mano para ayudar al que lo necesite.
Ayudar a otro es ayudarme a mi.
Respeto.
Madre, el Señor de los Bosques me muestra.
Perdón, luz y respeto.
Yo crezco gracias a ti.
Yo avanzo, yo puedo.
Agradezco, ofrezco.
Gracias Madre.
Gracias Brigid.
Gracias Guías.
Gracias Cernos, mi Señor, mi Acompañante, mi Hermano, mi sombra y mi luz.
Gracias Cernos, Señor de los Bosques.”




Cierre de Encuentros de Luz   
Daremos fin a la sesión compartiendo impresiones, experiencias, pensamientos, sensaciones que se hayan tenido, quien así lo desee.
Repartiremos los mensajes canalizados.
Ofreceremos una oración de agradecimiento a los presentes, los Guías y seres de Luz. 
Lugar
Blue Moon (Badalona).

Avda. Mónaco, 39 B, local, 08917, Badalona (junto metro Fondo).

Fecha y hora  
Viernes, 17 de enero a las 19,00 horas.

Recomendaciones
Agua.
Ropa cómoda, a ser posible de colores claros.
Esterilla, cojín o mantita para taparte durante la meditación. 

Contacto:
Si quieres asistir a Encuentros de Luz o quieres contactar para recibir más información puedes encontrarme a través de facebook, gmail o teléfono.


617896719 (Mary).

encuentrosdeluz.agartam@gmail.com 


https://www.facebook.com/Encuentros-de-Luz-209847059572895/



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