La energía de la creación que se materializa en nuestra
Madre Tierra, en nuestras ancestras, madres y abuelas. En nuestras vidas
pasadas, como madres y abuelas. En nuestras vidas como hombres creadores de
vida, de ideas… No importa si eres hombre o mujer. Todos nacemos de Ella, la llevamos en nosotros en nuestros procesos creativos, nuestros partos. Y morimos para regresar a Ella.
Todos estamos tejidos de esa Energía Creadora. Ella está en
nosotros.
Una energía, una Conciencia, siendo parte o siendo la misma
Gran Conciencia creadora, infinita y eterna.
Una Energía Universal que conforma todo.
Mi mente humana, con memorias antiguas de creencias, mitos y
sabiduría ancestral… mi alma humana que habla de la vastedad del Universo, materializa
para comprender. Me llega una pequeña parte de Ella, Gran Todo. Y me llega como
Vesta, Diosa Romana del Hogar.
Madre Vesta, te dedicamos estas palabras, que nacen desde nuestros corazones:
Desde el origen, al nacer,
el canto de mi madre,
la humedad de sus aguas al verter.
Porque no fue primero el vientre,
Ni el hueco.
No fue primero la piel.
Lo oscuro o lo denso.
Antes que ver,
fue sentir.
Antes que oir,
fue vibrar.
Antes que oler,
fue percibir.
Sin palabras.
Sin caras.
Sin sonidos.
Sin manos.
Pero siendo.
Sintiendo mi yo en tu yo.
Aún no nacido pero incluido.
Crecer de ti, en mi.
En la oscuridad de los sentidos,
veía la luz.
En las aguas del origen,
sabia que era yo.
Madre de madres.
Como no puedo recordar ese gran instante.
Madre, me regalas la vida aquí.
Y prometo vivir como si lo recordara.
Agradeciendo cada tacto,
Saboreando cada visión.
Coloreando cada sonido.
Tocando cada olor.
Perdona cuando escupo en tu piel.
Olvida cuando arrastro tu boca.
Ignora cuando deshago tus ojos.
Cosas de madres.
Y me equivocaré, me olvidaré, fallaré.
Para volver a tu abrazo eterno y poderoso.
Para sentir tu contundencia en la causa y
tus implacables efectos.
Para continuar amándome sin restricciones.
Sin condiciones.
Porque soy hija, hijo.
Madre, perdona.
Madre, te amo.
Madre, lo siento.
Madre, gracias.
Me ofreces la oportunidad de ser madre o padre.
Hijos, creaciones, proyectos, vidas…
Y algunos siguen sin recordar.
Yo siento el vago recuerdo de mi nacer en ti.
Yo siento el poder de la madre en mi.
Siendo madre de mi hijo.
Siendo madre de mis creaciones.
Siendo madre de lo que nace de mi.
Y al recordar y al sentir,
comprendo.
Avanzo.
Que en el Inicio estabas tú.
Que me regalas el Principio.
Que soy hija de la Creación.
Madre de más infinita creatividad.
Madre de madres.
Mi Tierra, mi Gaia.
Mis oceános, mis ríos, mis bosques.
Mis patas, mis escamas y mis plumas.
Mi abuela, mi madre y mi bruja.
Albergas la ceniza de la tumba y el agua del vientre.
Inicias la desfragmentación de materia y la unión de
energía.
Tu presencia en todo.
Y seguimos sin querer verte.
Y seguimos alejados por no soportar nuestra humanidad
malentendida.
Esperas, amas, sonríes y aceptas.
Somos lo que somos.
Hijos e hijas creciendo en ti.
Amándote desde el daño.
Tocándote desde lo irresponsable.
Esperas, amas, sonríes y aceptas.
Yo también, Madre.
Yo también, soy madre.
Y esperaré a que tus hijos y los míos maduren.
Amaré cada decisión por encima de mis juicios y creencias.
Sonreiré en los peores momentos.
Aceptaré el camino que decidan y les acompañaré.
Mi maestra, mi guía, mi compañera, mi consuelo.
Soy en ti, en esta vida.
Estoy aquí.
Gracias por tu vida.
Gracias por tu regalo.
Te amo.
Mensaje canalizado de Vesta:
Hija, hijo, mi poderosa creación.
Cuida de tu hermanos.
Protege lo que nace de ti.
Acompaña para verlo crecer.
Respeta para verlo partir.
Perdona errores y daños.
El sufrimiento no deja huella, sino que abre caminos.
Los amores de tu vida sí guían tu luz.
Cuando sufres avanzas.
Cuando amas comprendes.
El hogar está en ti.
La creación es humanidad en esencia.
Yo te acerco el calor de tu fuego acogedor.
Te recuerdo el interior para conectar con el todo.
Te muestro el exterior que llega a tu semilla.
Te acompaño con mi llama del vientre.
Con el fuego del hogar,
Con el calor de la madre.
Volver es explorar.
Sígueme si lo necesitas.
Te acompaño si no.
Me hago presente si me llamas.
Soy sutil si me ignoras.
Pero siempre estoy.
Siempre te veo nacer y morir.
Te acompaño en tus procesos.
Humanidad.
Mi hija, hijo que aún no comprende.
Que recién empieza abrir los ojos.
Y camina, se cae, tropieza…
Mis hijas, hijos amados.
No os pido amor, ni comprensión, ni buenas obras.
Solo ama lo que eres, sobre lo que eres, Yo.
Tu Madre creadora.
Hermana, anciana, abuela y ancestra.
Cierva, zorra, abeja y bacteria.
Todos nacéis de mi hogar y de mi vientre.
Todos dais a luz hogar y vientre.
Todos morís regresando a mi.
Renazco cuando me cuidas.
Muero mil veces cuando me dañas.
Pero comprendo, espero, acepto y amo.
Llegará el renacer.
Llegará el despertar.
Lo siento cercano en mi tiempo.
Lejano en el tuyo.
Mientras, espero.
Observo, acompaño.
Hija, hijo, estoy tan cerca.
A un paso de del azul que te rodea.
A un instante del verde que respiras.
A un segundo del agua que te compone.
A un latido de ti.
Soy tu Madre.
Amorosa pero firme.
Paciente pero consecuente.
Justa pero objetiva.
Alegre pero dura.
Pero soy tu Hogar.
Soy en ti.
Meditación
Colócate en una postura que te resulte cómoda.
…
…
Cierra los ojos y fija tu atención en los latidos de tu
corazón.
…
…
No intentes escucharlos. Solo siéntelos.
…
…
…
Suma a ese ritmo, la constancia de tu respiración. Tranquila
y profunda.
…
…
…
El latir con aire que entra.
…
El latir con aire que sale.
…
…
Respiración y latidos libres y sincronizados, no en el
tiempo o en el ritmo sino en compañía y en energía. Ambos purificando tu cuerpo
y tu mente.
…
…
Tus latidos y tus respiraciones son tu compañía, son tu
energía. Hacen de ti un hogar.
…
…
Tu sangre es agua. Tu sangre crea el hueco sutil.
…
Tu respiración es aire. Tu respiración crea el hueco etéreo.
…
Tu cuerpo es tierra. Crea el hueco físico.
…
Tu corazón es fuego. Crea el hueco de la transformación. El
agua en aire, la tierra en fuego.
…
…
Tu hueco, en ti. Tu hogar en ti.
…
…
Observa lo sutil de tu sangre y lo que deja en su recorrido,
en su llenado y su vaciado.
…
…
Observa lo etéreo de tu aire y los cambios que produce con
cada molécula que entra a formar parte de ti y la que sale.
…
…
Observa lo físico de tu cuerpo y cómo se regenera, como se
deteriora.
…
…
Observa la transformación que provoca tu corazón. Como
siente el mundo, cómo lo atraviesa, como lo percibe y cómo le deja su huella.
…
…
Los elementos en ti, los estados en ti, el hogar en ti.
…
…
Ahora centra tu atención en tu estómago.
Y cómo recibe los 4 elementos y los 4 estados.
Aire, fuego, tierra y agua. Materia, sutil, etéreo y
transformador.
…
Tu estómago es tu hogar. Está tranquilo y funciona desde la
calma, siendo y estando.
…
Siente el hogar en tu estómago.
…
…
…
Siente ahora tus intestinos
y como reciben los 4 elementos y los 4 estados. Aire, fuego, tierra y agua. Materia,
sutil, etéreo y transformador.
…
Tus intestinos son tu hogar. Están tranquilos y funcionan
desde la calma, siendo y estando.
…
…
…
Siente ahora tus órganos
reproductores y como reciben los 4
elementos y los 4 estados. Aire, fuego, tierra y agua. Materia, sutil, etéreo y
transformador.
…
Tus órganos reproductores son tu hogar. Están tranquilos y
funcionan desde la calma, siendo y estando.
…
…
…
Siente ahora tu cerebro y
como recibe los 4 elementos y los 4 estados. Aire, fuego, tierra y agua.
Materia, sutil, etéreo y transformador.
…
Tu cerebro es tu hogar. Está tranquilo y funciona desde la
calma, siendo y estando.
…
…
…
Siente ahora tu corazón y tus
pulmones y como reciben los 4 elementos y los 4 estados. Aire,
fuego, tierra y agua. Materia, sutil, etéreo y transformador.
…
Tu corazón y tus pulmones son tu hogar. Están tranquilos y
funcionan desde la calma, siendo y estando.
…
…
…
Siente ahora tu piel, tu sangre, tu sistema nervioso.
…
Tus músculos y tu esqueleto.
…
Y demás sistemas… endocrino, linfático…
…
Todos tus procesos y sistemas en calma y serenidad. Desde el
hogar de tu templo.
…
…
…
Cuida tu templo, cuida tu hogar.
…
Vesta, Madre, tráenos el hogar en nuestro interior, en
nuestra alma, nuestra energía y en nuestro cuerpo.
…
…
Ahora te voy a pedir que visualices un lugar, conocido o
imaginado. El lugar más acogedor que hayas visto o sentido en tu vida.
…
…
Y comienzas a flotar y a subir, viendo ese lugar desde
arriba.
…
Y subes, cada vez más alto, más lejos.
…
Subes.
…
Hasta que estás lo suficientemente lejos como para que ese
lugar se vea como una forma conocida para ti. Eres tú.
…
Tú hogar, tu paraíso, eres tú.
…
El Hogar en ti.
…
Allá donde vayas el hogar te acompaña porque está en ti.
…
…
El lugar que recuerdas o imaginas como más acogedor, como tu
paraíso, eres tú, es tu alma. Cuando recorres ese camino, cuando te bañas en
esas aguas, cuando contemplas ese cielo y te sumerges en esas estrellas, en
verdad eres tú.
…
Ese camino es tu autoconocimiento.
…
Esas aguas son tus experiencias.
…
Ese cielo es el infinito y el cosmos que te sostiene.
…
Esas estrellas son tus acompañantes, tu amor hacia la vida y
lo que hay en ella.
Así, quédate en tu paraíso, quédate en ti.
…
…
…
Tú eres tu hogar. Tú eres paz y tranquilidad. Tú eres la
calma.
…
…
Siente el hogar en ti.
…
Y llévalo donde quiera que estés.
…
Lleva tu hogar a tu trabajo.
…
Lleva tu hogar a tus conflictos.
…
Lleva el hogar a tu comida.
…
Abre la casa de tu alma a todo lo que recibes.
…
Lo que encaje con tu hogar se acoplará a ti. Lo que no,
pasará de largo.
…
Sin apegos, sin esfuerzo.
…
Abre tu hogar.
…
…
…
Hijo, hija, abre tu corazón a todo lo que llega.
Yo te acompaño. Yo te muestro.
Vengo de la maravillosa energía humana que se concentró al
unir familias, al construir hogares, al calentar cabañas, al calor de la
concepción y la luz del parto.
Nazco de la gran creación humana. Del amor que surge al
crear amor en el hogar.
Yo soy la seguridad de lo interno, la fortaleza de la
convicción, el nacimiento de la aventura.
Todo lo que creó hogar en los inicios de la humanidad soy
Yo. Vesta.
Me hicieron madre, me hicieron fuego, me hicieron alimento,
me hicieron comodidad, calor y familia.
Albergué en sus corazones y llevo el mensaje de que todo
aquello sigue aquí. En cada uno de vosotros.
La búsqueda del hogar no está fuera.
No busques más.
No busques a las personas o las cosas que te hagan sentir un
hogar.
Abandona el sentido de tu acción.
No busques el hogar que está en ti.
Reconócelo, muéstratelo y ábrelo.
Pon tu hogar en cada cosa que hagas. Y la persona o las
personas llegarán. Las cosas que faciliten tu vida llegarán.
Tu calor y tu energía atraerá las piezas que encajan.
…
Hija, hijo, el interior se expande y se muestra ante todo.
…
Abre tu hogar.
…
No temas.
…
Suelta.
…
Sigue.
…
Observa y siente.
…
Gracias Madre.
…
Gracias Vesta.
…
…
…
Y poco a poco, vamos a regresar a la conciencia de nuestro
cuerpo y nuestra alma tranquilos y en calma. Todos nuestros órganos, toda
nuestra percepción, nuestros pensamientos, recuerdos, sentimientos en calma.
Porque son hogar, yo soy hogar. En calma y tranquila.
…
Gracias….