Meditación de Encuentros de Luz en Luna Llena. Agosto 2019: Cada día es el Camino.

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Nos levantamos cada día con mil cosas por hacer, la mayoría de ellas ocupando parte de nuestra conciencia y gran parte son para ocupar huecos que forman parte del mundo más material. Otra parte, queda en nuestro inconsciente y cuando pasa, casi no nos damos cuenta, como es: besar a los nuestros cuando nos marchamos a trabajar, sentir la alegría de nuestra mascota al llegar, un abrazo o un saludo de alguien cercano, una sonrisa, los rayos de sol en nuestra cara, el sonido de los pájaros o algún grillo, cada amanecer y atardecer, cada cielo nocturno…

Nos concentramos en el "tenemos que" y nos olvidamos del "yo soy, yo estoy."

Nos centramos en el final del camino y olvidamos el camino.
Creemos que es importante el resultado final del día, el resultado final de nuestra vida.
Y centrando nuestra atención en el final de los sucesos, fuerzas externas toman el control de nuestras vidas y dejamos pasar el día sin apenas darnos cuenta.
Olvidamos lo más importante, que el resultado final no importa tanto cuando hemos sido conscientes y hemos disfrutado del camino, independientemente de lo que haya ocurrido.

Algunos se obsesionan con encontrar su misión en la vida. Otros se obsesionan creyendo que ya la están cumpliendo y cada día deben certificarse a ellos mismos que la están llevando a cabo.

El que cree no saberla, anda perdido buscando aquí y allá.
El que cree saberla, anda perdido buscando señales continuamente para verificar su creencia.

Y, Hermano, el camino no está ahí fuera. Tu misión de vida no está ahí fuera.

Tú eres el camino, tú eres tu misión de vida. No otro camino, no otra misión.

¿Por qué buscar otro camino que el que estás andando?.

Cuando entiendes que el camino eres tú, dejas de buscar y sólo escuchas en tu interior.
¿Por qué buscar una misión diferente a la que ya estás llevando a cabo?.
Cuando entiendes que la misión eres tú, dejas de buscar y sólo escuchas en tu interior.
Cuando crees que estás cambiando tu camino, o tu sentido o tu misión, lo único que haces es tomar conciencia y escuchar tu voz interior.

Tú eres el camino, así que ama cada paso que das por muy difícil que sea de entender.

Cada día que pasas estás cumpliendo tu misión, estás siendo camino. Algunos tardaran más o menos vidas en ser conscientes. Cuando eso ocurre, dejas una búsqueda para iniciar otra.
Dejas de buscar caminos y misiones.

Inicias la búsqueda del autoconocimiento porque siendo camino y siendo consciente de ello es como surgen las dudas y el darse cuenta de que no tengo nada ni soy nada mas que mi propio presente, mi propio camino en este instante y no otro. Y que mi misión es ser consciente de ello y actuar en consecuencia al camino que soy en cada instante.


El error está en que no disfrutas del camino o hay algo que no te gusta de él y piensas que ese no es tu camino, como algo externo a ti.

¡Tú eres el camino!. ¡Tú dibujas el camino y decides quién y cómo camina por él, incluido a ti mismo!.
No eres el caminante.
Eres el camino.
Eres la misión.
Así que, si tú eres el camino, diseña activamente y deja de pasear por él pasivamente.
No hay piedras más importantes que otras. Todas tienen su existencia y su propio protagonismo en tu vida.
No hay caminos más bellos o importanates que otros.
No hay vidas más que otras.
Todas son únicas, irrepetibles en este vasto multiverso.
Todas provienen de la misma luz, de la misma materia y la misma energía.
A ojos humanos unas vidas pueden parecer más valiosas o afortunadas que otras.
A ojos del Cosmos, a ojos de Dios, la vida de un mendigo produce la misma luz que la de un ser elevado o un ser materialmente rico.
Todos somos camino hacia la comprensión y el autoconocimiento. Todos somos camino interior hacia la luz y desde la luz. Todos somos hermanos, hijos, padres, madres… todos somos luz, materia y energía.
A ojos del Cosmos y de otras energías que os observan, toda vida es fuente de aprendizaje, cada una de ellas, sin excepción.
Así que, Hermano, se trata de cambiar la perspectiva, la visión de lo que te rodea.
Deja de verte como peregrino de búsqueda y obsérvate ahora como lo que eres, tu propio camino.

¿Qué cambiarías ahora que sabes que eres el camino y no el caminante?.

Deja de verte como el buscador de un sentido y una misión. Tú eres el sentido de todo y tú eres la Misión.
Ahora ves las cosas sabiendo que no tienes nada que buscar afuera para darle sentido a tu vida porque lo que haces en cada instante ya tiene un sentido en tu misión de vida. El sentido ya está en ti. La misión eres tú.
Observa y comprende.
Ama y expande tu visión.
No hay nada más.
No hay miedo, ni soledad en esa visión.
Tus Guías te acompañan para mirar con los ojos del alma.
Camino y misión. Lo eres, está en ti.

Gracias.


 

Meditación

Cierra los ojos y respira profundamente.

Conexión canalizada por lo Guías de Agartam:

“Nuestra respiración es la puerta de entrada a la conciencia del cuerpo presente y éste a su vez, al sentirlo, al recorrer sus diferentes puntos de luz nos hace recobrar la conexión física y mental con nosotros mismos y con nuestra Madre Tierra. Y al abrir las cerraduras de la conciencia del cuerpo físico hallamos nuestra verdadera presencia y fuente de luz.

Con conciencia presente (yo estoy), con cuerpo y mente centrados en el instante (yo respiro, yo observo los pensamientos) y alma abierta y en expansión (yo soy aquí y ahora), observamos nuestra alma, nuestra luz, nuestra energía. La reconocemos como nuestro verdadero Yo, el que conoce lo que de verdad nos acerca a la paz con nosotros mismos y con los demás.”

Al concentrarte en tu respiración, desatiendes los pensamientos y los que siguen su curso, déjalos que hagan su cometido. Te informaban de algo y se marchan.


Centra tu atención en tu respiración, en el recorrido del aire y como éste entra a formar parte de tu cuerpo y tu energía. El aire te transforma. Tú transformas el aire.
Observa el proceso.


Y poco a poco te voy a pedir que desplaces tu energía y tu atención al recuerdo del aire que respiraste esta mañana al levantarte. Entones no fuiste consciente. Sé consciente ahora.


Observa todo el aire disponible que había a tu alrededor al despertar y activar tu organismo.


Céntrate ahora en la serie de acciones que haces cada mañana al levantarte y que haces mecánicamente, casi sin fijarte (vestirte, ir al baño, asearte, desayunar…).


Y voy a pedirte que te fijes en objetos, sensaciones, elementos, emociones que te acompañan durante esas acciones y que no les prestas atención. Sé consciente ahora.

Quizá te deshaces rápidamente de alguna emoción o recuerdo de baja energía cada vez que te despiertas.
Quizá oigas los pájaros mientras te vistes.
Quizá tu marido o tus hijos huelan a una colonia o jabón.
Quizá alguien te observa, tu perro, a tu marido, algún insecto, mientras haces tus cosas.
Quizá algún sonido familiar de tu hogar (relojes, nevera, ronquidos…), algún olor (café, pan, humedad…), algún tacto (rugosidad en la ropa, suavidad de las sabanas, calidez de un beso…), objetos que embellecen tu hogar y que te pasan desapercibidos.
Y como no, los pensamientos de alta vibración que vas deshechando (hoy es un bonito día, que bien me sienta esta ropa…).

Tómate tu tiempo para prestar atención a todo aquello que te acompaña cada mañana y que pasas por alto porque no parece importante.


Retén en tu memoria algunos de esos elementos que estás recordando y siendo consciente.


Escoge los que sean más fáciles de recordar o los que te resuenen más.
Recuérdalos y quédatelos.


Ahora imagínate de camino al trabajo o donde vayas cada día. Pero recordando esos momentos, sensaciones, emociones, olores… escogidos. Los que hayas decidido guardar.

Así, te ves de camino al trabajo llevando contigo el recuerdo del olor a café recién hecho, el sonido de una canción o de un pájaro, la sensación del agua de la ducha, por ejemplo… y ese pensamiento de alta vibración sobre ti mismo o sobre el día.


Y si llegan a ti pensamientos sobre el día que te espera, lo que tienes que hacer, algún juicio o valoración del pasado o del futuro, déjalo pasar y céntrate en el tesoro que llevas contigo (café, ducha, canción…).


Y de camino al trabajo, vas sumando tesoros al dejar de centrarte en lo de cada día y te fijas en aquellas cosas que te pasan desapercibidas. Detalles del paisaje si vas en tren, tu música favorita si vas en coche, toda la maravillosa humanidad que se dirige a su trabajo a aportar su propia luz si vas en transporte público.
Presta atención a todos esos detalles.

Vas sumando tesoros en tu mochila.

Tómate tu tiempo.

Y ahora detente y escucha esto que te digo:

"No estás caminando hacia el trabajo.
No estas dirigiéndote hacia tu misión diaria.
No estas completando tu misión de vida.
Con tu mochila de tesoros, tú has diseñado tu propio camino.
Porque tú eres el camino.
La misión de cada día de cumplir tus objetivos y llegar a casa, se ha convertido en fijarte en los valiosos tesoros que existen a tu alrededor, que tú puedes crear para ti y para los demás.
La idea no es llegar al final del día con un gran resultado.
La idea es no pensar en el final y sí disfrutar del recorrido.
La idea es que completas tu misión del día, o tu misión de vida, cada vez que consigues ver los tesoros que te acompañan y vas sumando los que te van llegando. Sin apegarte a ellos. Despidiéndote de los tesoros que se desvanecen o se van y recibiendo los nuevos.
Tu mochila de tesoros nunca se agota, jamás."


Y llegas a tu trabajo con tu mochila de tesoros.

Aquí comienza tu gran reto. Poder disfrutar o seguir recogiendo tesoros donde es posible que aparentemente no los veas.

Centra tu atención en tu día en el trabajo.

Y ahora vuelve a desatender las acciones diarias y céntrate en los tesoros que te han pasado desapercibidos o que desatiendes por falta de tiempo (una sonrisa, un saludo, un palabra amable, un descanso, el sabor de tu desayuno, el sol por la ventana, una foto de alguien, alguna música, ….).


Quizá en momentos de mucho trabajo, estrés o conflicto te resulte complicado o imposible recordar los tesoros que has ido recogiendo y los que siguen apareciendo a tu alrededor aunque no puedas verlos. 

Sólo sé consciente de ese momento difícil o complicado que estás viviendo y deja que ocurra. Viene, se queda un rato y se marcha.

Y tú te quedas con tus tesoros.
Incluso los malos momentos te traen tesoros.

Observa qué tesoros son porque suelen ser los más valiosos pues conllevan aprendizaje.


Y observas como poco a poco vas configurando el camino de tu día a día. Haciéndolo tuyo. Escogiendo lo que quieres que forme parte, lo que quieres que se impregne en él.
Y dejando pasar lo que no.
Y siendo consciente de que ahora eres ingeniero de tu propio camino.

Y ahora observas tu momento de llegar a casa cada día, posiblemente cansado, agotado y sin demasiadas ganas de afrontar nuevos retos.

El hogar y la familia están llenos de tesoros por todas partes, a diferencia del trabajo. Y es más sencillo tomar conciencia y dejarse llevar por ellos.

Acepta tu cansancio y tu desgana si es que te acompañan. Déjalos estar. Y deja paso también a los nuevos tesoros que te esperan al abrir la puerta de tu casa.
De nuevo olores, sonidos, sensaciones y emociones…
Céntrate en aquello que no ves. Escucha, huele, siente, toca…

Obsérvate recogiendo nuevos tesoros.


Y acaba tu día con una mochila de tesoros que muchas veces te acompañan cada día y no les habías prestado atención. Otros no los concocías.

Y puedes irte a dormir sabiendo que tú has sido hoy el camino dibujando cada línea y cada detalle.
Y que tu misión del día ha sido ver la luz que hay tu alrededor y de esa manera tú has regalado luz.
Quizá no te hayas dado cuenta, pero al recoger cada tesoro y ver su luz, tú has desprendido una luz que todo el Universo ha recibido y por supuesto los que te rodean.
Cuando llevas contigo el canto del pájaro que te despertó, el olor a café, el beso de tu hijo… percibes la luz que te rodea y al atender ese gesto, das luz a tu alrededor.
Gracias por toda la luz que llega a ti y recibes con amor.
Gracias por toda la luz que regalas.
Gracias.


Y ahora poco a poco, tomándote tu tiempo, comienzas a regresar al momento presente, volviendo con esa mochila de tesoros que te acompañarán a partir de ahora si así tú lo sientes.

Estírate, recupera movilidad y sensaciones.

Y regresa al presente donde te esperan infinitos tesoros.

Gracias, gracias, gracias.


Cierre de Encuentros de Luz   

Daremos fin a la sesión compartiendo impresiones, experiencias, pensamientos, sensaciones que se hayan tenido, quien así lo desee.
Repartiremos los mensajes canalizados.
Ofreceremos una oración de agradecimiento a los presentes, los Guías y seres de Luz.
Lugar:
Parque de Can Zam (Badalona).

Fecha y hora: Viernes, 16 de agosto a las 19 horas.

Recomendaciones: 
Agua.
Ropa cómoda, a ser posible de colores claros.
Esterilla, cojín o mantita para taparte durante la meditación. 

Contacto:
Si quieres asistir a Encuentros de Luz o quieres contactar para recibir más información puedes encontrarme a través de facebook o gmail.
encuentrosdeluz.agartam@gmail.com
https://www.facebook.com/Encuentros-de-Luz-209847059572895/


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